Llegamos a ella en busca de los grandes cultores del pueblo; pues aquí, cada tradición es custodiada por una familia distinta y comportaida por todos los habitantes.
Están las cormotonas, parte de la cofradía de los Diablos Danzantes, la familia custodia de la imagen del San Juan Niño y la Iglesia que guarda la reliquia de la medallita de la Coromoto que le apareció a un indio en los terrenos de lo que hoy es el Club Puerto Azul.
Desde aquí parten las grandes fiestas del pueblos y sus habitantes descansan tranquilos, tras atender en Pueblo abajo a todos su visitantes, vale la pena subir no solo por sus manifestaciones, esa vista de mar enamora.